El arte y la creatividad en las organizaciones

 

En su sentido inicial, el arte es todo conjunto de reglas idóneas para dirigir una actividad humana cualquiera. Posteriormente, Kant propondría la diferencia entre el arte mecánica y el arte estética. Mientras la primera vertiente define al conjunto de operaciones para realizar un objeto, la segunda incorpora al placer y a las sensaciones en la experiencia frente a lo representado. Cuando entra en juego dicha experiencia, surge la estética como el estudio del arte y la belleza.

El primer punto de encuentro entre el arte y las organizaciones es que éstas se rigen por una serie de lineamientos para brindar de manera eficiente bienes o servicios a la sociedad, de acuerdo con el sector productivo al cual pertenezcan. De hecho, la ausencia de liderazgo pone en riesgo el funcionamiento correcto y la permanencia de las organizaciones; sin embargo, en aras de dicha eficiencia, es bastante común que las organizaciones excluyan la faceta creativa y humana del arte. Como consecuencia, los integrantes pierden motivación y compromiso con el proyecto empresarial.

En términos generales, se acepta que la creatividad es la capacidad humana de generar información novedosa y es uno de los conceptos más estudiados en las distintas disciplinas. Entre 1980 y 1990, emergieron las propuestas que vinculan a las organizaciones con la faceta libre y creadora del arte. En suma, estas argumentan que la creatividad es un componente indispensable para la solución de problemas y la innovación en cualquier sector empresarial. Del mismo modo, la creatividad implica interpretar la realidad, por lo que el líder debe brindar las condiciones para que el personal experimente más allá de las reglas establecidas, socialice con otros agentes y despliegue su mayor potencial.

En la actualidad, el arte también es concebido como un ejercicio creativo y social. De acuerdo con los especialistas, la creatividad es un ejercicio donde convergen el proceso creativo, el producto creado, la identidad del creador y las influencias externas que tocan dicho ejercicio. Si se extrapolan dichos componentes al terreno de las organizaciones, es responsabilidad del líder abrir un campo fértil donde cada integrante brinde alternativas a los desafíos presentes y futuros, obtenga una mejor comprensión del entorno y realice tanto la misión de la empresa como su misión personal.

En conclusión, el estado ideal de las organizaciones es aquél donde se alinean el arte mecánica y el arte estética. Mientras las reglas constituyen el soporte para las organizaciones, la creatividad es el medio para modificar la realidad inmediata y proyectar un futuro distinto. Asimismo, el placer y los amplios márgenes de acción son complementos indispensables para el ejercicio creativo e innovador que garantice la continuidad de las organizaciones. De esta manera, la libertad creativa será el reflejo de un buen liderazgo y el camino hacia la transformación de la sociedad.

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